Los lipopolisacáridos (LPS), también conocidos como endotoxinas, son un fosfolípido que forma la pared bacteriana exterior de las bacterias gramnegativas. Un componente del LPS, el lípido A, puede causar una respuesta de fiebre o incluso de shock séptico a los humanos. Por esta razón, los niveles de LPS en productos farmacéuticos y dispositivos médicos deben estar estrictamente supervisados mediante el ensayo del lisado de Amebocito Límulus (LAL).
Aunque los efectos de una exposición aguda al LPS están bien documentados, datos recientes atestiguan que una exposición crónica a bajos niveles de LPS también puede tener consecuencias nocivas. En particular, los estudios sugieren que ciertos tipos de enfermedades autoinmunes y alergias pueden estar enlazadas con el LPS.
Las enfermedades autoinmunes son causadas por el sistema inmunitario del cuerpo que ataca sus propios tejidos. Las alergias son similares a las enfermedades autoinmunes, excepto que en estos casos el sistema inmunitario ataca un alérgeno inofensivo.
Ciertos estudios atestiguan que el LPS producido por el microbioma intestinal puede tener un papel importante en la salud y las enfermedades humanas. Un estudio publicado en la revista Cell indicaba que el LPS de los intestinos podría ayudar con el desarrollo del sistema inmunitario en los niños.
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Los investigadores analizaron muestras fecales de niños fineses, rusos y estonios. Determinaron que los niños rusos tenían niveles altos de bacteria del género bifidobacterium, mientras que los niños fineses y estonios tenían niveles altos de bacteroides. Además, los niños fineses y estonios tenían niveles más altos de alergias alimentarias y anticuerpos contra la insulina, que podrían ser primeros indicios de una disfunción inmunológica.
Las cepas bacteroides producen una versión única del lípido A, que no estimula el sistema inmunitario de una forma tan intensa como la versión de las bifidobacterium. Por lo tanto, los autores concluyeron que el LPS de las Bifidobacterium podía ser crítico para proporcionar indicios a una edad temprana del desarrollo de un sistema inmunitario saludable.
El LPS bacteriano también puede ser nocivo para la salud humana. Algunos estudios han demostrado que los factores estresantes como el estrés psicológico y una dieta no saludable pueden debilitar la barrera intestinal. Esto permite al LPS del microbioma intestinal esparcirse por el torrente sanguíneo, lo cual produce una inflamación crónica de bajo nivel. Este proceso se ha enlazado con varias dolencias crónicas como la depresión, el autismo y la diabetes del tipo 2.
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Un ejemplo interesante es el papel del LPS en el síndrome metabólico. El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que suelen ocurrir juntas, como un alto nivel de azúcar en sangre, hipertensión, colesterol alto y obesidad. Estos pueden aumentar considerablemente el riesgo de enfermedades graves como cardiopatías, enfermedades hepáticas y diabetes de tipo 2.
Los mayores niveles de LPS en circulación se han asociado con factores de riesgo para el síndrome metabólico, incluida la resistencia a la insulina y la inflamación crónica. Un estudio determinó que las personas con obesidad y diabetes de tipo 2 tienen altos niveles de LPS tras comer una comida con muchas grasas en comparación con controles de salud. De la misma forma, se encontró que los pacientes con arteriopatía coronaria o insuficiencia cardíaca crónica tienen niveles más altos de LPS y una barrera intestinal deficiente.
Cada vez aparecen más estudios que enlazan nuestro microbioma intestinal con varias dolencias médicas. Esta es una época muy interesante para los estudios de LPS ya que empezamos a entender con qué intensidad nuestros ecosistemas bacterianos afectan nuestra salud.
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